lunes, 15 de diciembre de 2008

Notas sobre la ciudad

Se prevé que en 2010 la mitad de la población humana vivirá en ciudades. ¿Por qué, si a menudo la ciudad es un lugar inhóspito e insano? Una razón es que la máquina ciudad es, como todo mecanismo sofisticado, un sistema cuyo comportamiento es previsible, tan previsible como el de un semáforo, en el que se supone que existen soluciones para todos los fallos imaginables y que es, por tanto, más o menos inmune a lo accidental y azaroso, a la interferencia. [...] El individuo, para desarrollarse como tal, necesitaría ese orden humano: la ciudad no es un producto natural sino una creación humana y, al vivir en ella, la vida del ciudadano absorbe las cualidades de la máquina, su infalibilidad, su longevidad, su precisión, y de este modo su vida es, también, una vida lo más perfecta posible. Una vida, por decirlo de algún modo, en forma de línea recta.
Javier Rubio Nomblot. El cielo y el suelo.

martes, 9 de diciembre de 2008

Francis Alÿs

Ambulantes II, edition 2/4, 1992-2003. Collection Stedelijk Museum Amsterdam.


Esta obra propone la ciudad como un instrumento musical. El espectador va siguiendo a Alÿs, provisto de una baqueta, con la que toca diversos objetos que se encuentra a su paso por las calles. En esta ocasión la deriva tiene connotaciones lúdicas y supone un tránsito que reinterpreta los órdenes de la urbe.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Cosas que tengo que mirar

The naked city (internacional situacionista).
Stanley Brouwn.
Vito Acconci.
Douglas Huebler.
Stalker (sound migrations).
Chris Noland.
The lowland proyect.
The yellow arrow proyect.
Nick Montfort.
Antonio R. Montesinos.
Marta Villota.

Anteproyecto

lunes, 24 de noviembre de 2008

Algunos carteles contra las firmas comerciales






Stop


Indisputable comedia


Prohibido trocar palabras

Hamish Fulton


Este artista también centra su actividad en el acto de caminar, pero con un enfoque conceptual. Se dedica a viajar, a caminar por entornos naturales, y a documentar sus largas excursiones con excelentes, y a veces sorprendentes fotografías acompañadas de un breve texto indicativo.

Para él la soledad de la tienda de campaña, las piedras del camino, la gente con la que se encuentra, las huellas de sus pasos sobre la arena componen la palea policromática con la que da forma a su obra. Aunque la propia experiencia de caminar también la concibe como expresión artística. Fulton reconoce que al principio poca gente entendía esta doble intencionalidad, pero su ya dilatada experiencia le ha valido para dejar claro uno de sus máximas: «hay que hacer arte sobre lo que uno cree realmente que debe hacerlo». Además asegura que nunca ha pretendido hacer «nada deliberadamente difícil», y por si hay dudas aclara: «soy un artista que camina, no un caminante que intenta crear arte».
Por eso nunca renunció a trasladar su arte al hecho de caminar, ya que equivale, según él, a experimentar varios aspectos de la vida, como el ejercicio, la meditación, la salud, la naturaleza o la filosofía. De hecho cada caminata que cumple la concibe como una crítica a «una sociedad dependiente del automóvil».

La obra suele materializarse en fotos de sus viajes o en gigantescas pancartas que detallan las travesías.



Richard Long

Los trabajos de Richard Long, relacionados con el Land art, están basados en paseos. A veces modifica el medio por el que ha pasado deliberadamente (una de sus primeras piezas fue el sendero marcado por el acto de caminar repetidamente en línea recta sobre un campo de hierba) y en otras ocasiones realiza fotografías de materiales encontrados. Otra forma de realizar su obra es a través de mapas de paisajes inalterados acompañados por textos detallando la localización y el tiempo del paseo.

Mi primera obra la realicé andando, en 1967, sobre una línea recta en un campo de hierba, que eran propio camino yendo hacia ninguna parte. En el siguiente mapa registro de manera simple pero precisa paseos en Exmoor y Dartmort, mi intención era hacer un nuevo arte que era también una nueva forma de caminar: el caminar como arte. Cada paso seguía mi propia y única ruta formal por un sentido original que era diferente de otras categorías de paseo, como el viaje. Cada paso, aunque no por definición conceptual, realiza una idea en particular. Así pues, caminando –como arte- siempre es un medio ideal de explorar las relaciones entre tiempo, distancia, la geografía y la medición”.

Ese acto de caminar hacia ninguna parte en un acto artístico es un perfecto ejemplo de deriva psicogeográfica. En su deambular hay dos condicionantes: la voluntad del paseante y las condiciones espacio temporales.


Algunas otras piezas de Gabriel Orozco

Atrajo mi atención una serie de juegos que presentó en el palacio de cristal en el año 2005. Las fotos no son nada buenas pero son las mejores que he encontrado en internet.


Las obras en concreto son Mesa de ping- pong con estanque, Oval con péndulo y Caballos corriendo infinitamente. La primera, como su nombre indica, es una mesa de ping-pong, en este caso para cuatro jugadores, con un estanque en medio. La segunda es una mesa de billar ovalada cuyas bolas están atadas con un hilo al techo, de tal manera que cuando se lanza una de ellas, se sale de la mesa. La tercera son caballos de ajedrez en un tablero de dimensiones descomunales, en teoría, corriendo infinitamente. Quizá por ser mexicano, Orozco es sensible a la idea de frontera y en estos juegos quiebra esa barrera limítrofe que en ocasiones viene asociada a la libertad. Lo interesante de estos juegos, claro está, no es su ingenio formal sino su relación con la vida.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Notas sobre el tránsito urbano

Desplazarse por la ciudad es entonces una de las apuestas del artista moderno. Se trata, a veces, de dar cuenta de una posibilidad de extravío geográfico, a veces del anonimato del ciudadano, a veces de la ciudad como materia psíquica y depósito de huellas de la vida social o individual. Dos grandes tendencias, nada extraño, calibran y determinan esta estética del desplazamiento físico de finalidad artística. La primera, la peregrinación azarosa se sustenta en la idea del descubrimiento y del mecanismo de expedición. Es el espíritu que preside los desplazamientos urbanos, realizados por los artistas del movimiento Fluxus, cuya ambición estética es unir arte y vida: Free Fluxus Tours de George Maciunas y de sus acólitos, que consiste, pro ejemplo, meramente en deambular por Nueva York, sin hacer otra cosa que callejear. Segunda tendencia, el desplazamiento motivado que une el andar en zona urbana a una necesidad. […] Fluxus Sneak Preview, de Benjamín Patterson y Robert Filliou, adopta como principio el encuentro físico y el intercambio oral. Después de haber indicado, en la tarjeta que anunciaba su acción, los distintos lugares donde se encontrarían en París y la hora de su intervención, Patterson y Filliou se conforman con charlar con los transeúntes con los que se encuentran, que la mayoría de las veces ignoran el sentido de su propósito. El Formulario por un urbanismo nuevo del presituacionista Ivan Chetchelov, promotor de la “deriva” apela a una reafición activa, inventiva y exploradora de la ciudad. De ello emanarán los conceptos de “situación construida” y de “psicogeografía” desarrollados en el marco de la Internacional Situacionista […] invitación a una apropiación del espacio urbano […] pero también respuestas a la crítica que hacen a la vida cotidiana. Desafiando al aburrimiento o a la repetición, el enfoque situacionista de la ciudad tiene una predilección por la conquista en la que entran en juego tanto el arte de la geografía del terreno como el arte de la guerra.
El artista “trabajando” la ciudad, tendrá alguna dificultad para obtener un resultado convincente si utiliza los viejos métodos o las maneras clásicas del arte, tales como el cuadro o la escultura. Re-figurar la ciudad, a este respecto, presupone que las herramientas sean redefinidas, así como ele método. […] Ya no tener estudio, es obligarse a producir obras sencillas en el plano material, realizadas rápidamente, sin recurso a un medio ambiente ténico pesado, de una naturaleza tal que ya no hay necesidad de almacenarlas.

“La ciudad, la calle, está tramada con una red de costumbres y de actos reencontrados cada día. Pensamos que la suma de estos gestos rutinarios puede llevar a una pasividad total o crear una necesidad general de reacción. En la red de los hechos repetidos y reencontrados de un día de París, queremos poner una serie de puntuaciones deliberadamente orquestadas. La vida de las grandes ciudades podría estar bombardeada de manera masiva, no con bombas sino con actuaciones nuevas, que soliciten una participación y una respuesta por parte de sus habitantes”. [GRAV].

Una perturbación local y temporal, de la que hay que preguntarse si su objetivo, a contrapelo de una búsqueda de efecto, no reside en el gesto mismo de la presencia o del desplazamiento evocado más arriba, gesto que muestra el deseo de transformar sencillamente la ciudad en objeto de experiencia. “Gesto sencillo de marcar un territorio con una presencia efímera y casi imperceptible” cuya “finalidad se encuentra, por lo tanto, en el proceso mismo”.

Una anotación

Jan Swidzinski: “el arte contextual se opone a que se excluya el arte de la realidad como objeto autónomo de contemplación estética”. La primera razón de ser del arte contextual arranca de un deseo social: intensificar la presencia del artista en la realidad colectiva. De muchas maneras –apoderarse de ella, estetizarla, politizarla…- pero siempre en una perspectiva de implicación. La idea maestra: el mundo existe para que el artista aparezca en él en directo, sin intermediarios, mientras que su obra es la ocasión de un comercio frontal en el campo de la realidad. La “experiencia” es la vivencia de este comercio. La experiencia deriva del término experiri, “hacer prueba de”, una prueba llevada a cabo de manera voluntaria y en una perspectiva exploratoria, cuya finalidad es “una ampliación o un enriquecimiento del conocimiento, del saber, de las aptitudes. Toda experiencia tiene algo de provocación. Y viene a provocar lo que ha sedimentado el orden establecido. Perturba lo que el orden de las cosas manda no trastocar, por tradición, pereza o estrategia.

Sonado

Para ti

Gabriel Orozco




Gabriel Orozco cree que los gestos y las acciones simples pueden transformar cualquier experiencia, incluso la más mundana, en una pieza de arte. Estas acciones se materializan en objetos que pueden dejar de existir o cambiar a lo largo del tiempo. La mayoría de sus trabajos son el resultado de interacciones con el espacio. Para construir su Piedra que cede, Orozco modeló ciento cincuenta peyas de plastilina, el peso aproximado de su cuerpo, y las unió en una bola que empujó por las calles de Nueva York. En el proceso, la suciedad de la calle y el registro de todo cuanto tocaba fue adhiriéndose a ella.

André Cadere



La obra de arte móvil entronca con planteamientos de André Cadere quien defiende el estar aquí, el adueñarse de un espacio. En cualquier caso, me ha fascinado la relación que Cadere establece con el objeto artístico, esto es, como algo que lleva consigo y que, llegado el caso, coloca cuidadosamente. Cadere, aunque no fuera invitado a las exposiciones, hacía acto de presencia con sus Barres de Bois.

Las barras consisten en segmentos de madera, todas del mismo tamaño y de diferentes colores. Su altura depende del radio. Sus segmentos individuales estaban hechos a mano. Cadere trabajó en un sistema numérico desarrollado por él mismo, con errores en un código secreto. Su intención es que pudiera usarlas en cualquier momento, en cualquier lugar. Son concebidas como objetos artistísticos en tanto se introducen en un contexto artístico pero también pueden serlo sin necesidad de que eso ocurra.

Detrás de las barras, había una crítica al sistema del arte, que él vio como representante de otros sistemas sociales.


viernes, 31 de octubre de 2008

martes, 28 de octubre de 2008

lunes, 27 de octubre de 2008

Cubría el trayecto a la facultad en tren, en compañía de unos compañeros de clase cuando uno de ellos llamó mi atención sobre una extraña inscripción. Al darme la vuelta y acercarme a una papelera, pude ver lo siguiente:


Alguien había sustituido el logotipo de RENFE, con su clásica tipografía, por el de FRENE, en un perfecto anagrama y lo había pegado en un lugar donde no suele haber inscripciones, lo cual quizá fuera el motivo por el que mi compañera reparara en su existencia, no así el personal de limpieza. No encontré al autor de aquel anagrama en el vagón ya que éste estaba, como puede observarse, prácticamente vacío. Algunos bordes se habían despegado, eso, y el aspecto del soporte me llevan a pensar que el autor arrancó las letras del lugar donde estaban, alteró su orden, y las volvió a colocar en otro lugar; aunque a lo mejor me equivoco y en realidad su intervención no fuera tan ortodoxa y supusiera un proceso de elaboración distinto, esto es, fotocopiar las letras sobre algún tipo de papel adhesivo.

En cuanto al autor, bien podría ser un adolescente despreocupado en un simple juego lúdico, bien un estudiante de la facultad (dado que los trenes cubren el trayecto) o cualquier otro artista urbano más o menos formado, bien cualquier otra persona por la razón que fuera, pudiendo ser de lo más peregrina. Antes de que iniciara esta andadura ya tenía el conocimiento de ciertos sujetos madrileños que sustituyeron la indicación de la estación “Palos de la frontera” por “Palos en la frontera”.

http://www.redretro.org/

En este enlace se puede ver la Red Retro, una acción suburbana que busca cambiar recorridos. Claro que… ya puestos a ver, quién no habrá visto algún logo tergiversado de la mano de autores diversos, valgan los dos ejemplos siguientes


Atribuir autores en el caso de los carteles de metro es difícil porque, por motivos legales, prefieren esconderse en el anonimato mientras que en el segundo… corren a cargo de diseñadores aburridos o incluso diseñadores contratados expresamente para eso. Respecto a lo último, me vienen a la cabeza algunos sketchs de televisión donde se hace una parodia de un producto y se sustituye la marca por otra parecida e ingeniosa.

En fin, volviendo a los primeros casos, podrá cuestionarse si estamos hablando de arte o no, lo que sin duda podemos afirmar es que no se trata de objetos comerciales. Son expresiones que pueden surgir en cualquier lugar, de cualquier forma; pueden ser realizadas por cualquiera y observadas por todo el mundo. Queda claro que no son diestras o especializadas, ni, como dije, mucho menos susceptibles de ser intercambiadas por un valor monetario. La huella de estas intervenciones, en el caso de ser reproducida y comercializada, pierde sentido. Aunque actualmente manifestaciones de arte de todo tipo tengan cabida en museos y galerías, especialmente aquellas inspiradas en el idealismo del 68, no deja de ser extraordinario este hecho. Imaginemos una exposición de los carteles de metro... podrían aparecer las fotografías de los carteles, o incluso algún cartel, habría catálogos y canapés, comisarios, críticos... y alguien que pagaría una suma de dinero por los derechos de la idea. Creo que la sola imagen, por sí misma y sin necesidad de argumentar mucho más, ya es un poco extraña.

Disputas intrascendentes



Propuesta

El paseo por la ciudad es, a mi ver, una impostura, todo lo contrario que vagar por el medio natural donde el acto parece envuelto de cierta espiritualidad. Las calles son vías que pretenden organizar y pautar los desplazamientos y esto las hace ciertamente incómodas. Entiéndase, son muy cabales los órdenes planificados, pero a veces nuestras necesidades no son, por decir, siempre prácticas y cabales. Lo que quiero expresar es que quizá sea lo más práctico vivir en un cuadrado donde cada cosa está en su sitio –valga la aproximación– pero a lo mejor uno se siente más a gusto, por poner, en un óvalo. Lo característico de aquel cuadrado es que será siempre eso mismo, un cuadrado, mientras que el óvalo puede convertirse en círculo, o en huevo, esto es; que no tenemos que conformarnos con adaptarnos a un sitio cuando el sitio puede adaptarse a nuestro pensamiento. Los efectos y las formas del ambiente geográfico repercuten directamente sobre las emociones del individuo y el comportamiento de las personas. Esto ya lo advirtieron, entre otros, los situacionistas elaborando propuestas de lo que se hoy consideramos un urbanismo alternativo.

La mayoría de los espacios de la ciudad son vías de tránsito, no de estancia. Quedarse parado en la ciudad es difícil pues no sólo hay pocos lugares destinados a tal fin sino que el hecho de pararse parece suponer un retroceso en la ferviente actividad productiva. Esta actividad gobierna el trazado de la ciudad. Un aspecto particularmente molesto de esta relación es la sobreabundancia de carteles, letreros luminosos, simbología... estos mensajes son de todo tipo; indicativos, informativos, publicitarios, comerciales e incluso personales y hasta subversivos. Unos mensajes que tenemos la obligación de ver y a los que no podemos contestar, la analogía con la televisión, en este caso, me parece clara. En algunos sitios se ha tratado de regular este fenómeno y las propuestas han sido varias; desde la ciudad de São Paulo, donde se ha suprimido toda publicidad, hasta Madrid, donde el gobierno habilitó no hace demasiado tiempo unos espacios especialmente concebidos para ubicarla. El clásico conflicto de los gobiernos contra el graffiti es otro ejemplo de lucha contra la contaminación visual.

Mi propuesta se centra en alterar este tipo de realidades como contestación a aquellos mensajes. En principio, estoy tomando fotografías de letreros y cambiando el orden de las letras para formar nuevas palabras en un juego más o menos poético pero sin descartar la posibilidad de intervenir directamente sobre los carteles siempre y cuando dicha intervención fuera respetuosa.