miércoles, 12 de noviembre de 2008

Gabriel Orozco




Gabriel Orozco cree que los gestos y las acciones simples pueden transformar cualquier experiencia, incluso la más mundana, en una pieza de arte. Estas acciones se materializan en objetos que pueden dejar de existir o cambiar a lo largo del tiempo. La mayoría de sus trabajos son el resultado de interacciones con el espacio. Para construir su Piedra que cede, Orozco modeló ciento cincuenta peyas de plastilina, el peso aproximado de su cuerpo, y las unió en una bola que empujó por las calles de Nueva York. En el proceso, la suciedad de la calle y el registro de todo cuanto tocaba fue adhiriéndose a ella.

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