sábado, 29 de noviembre de 2008

Cosas que tengo que mirar

The naked city (internacional situacionista).
Stanley Brouwn.
Vito Acconci.
Douglas Huebler.
Stalker (sound migrations).
Chris Noland.
The lowland proyect.
The yellow arrow proyect.
Nick Montfort.
Antonio R. Montesinos.
Marta Villota.

Anteproyecto

lunes, 24 de noviembre de 2008

Algunos carteles contra las firmas comerciales






Stop


Indisputable comedia


Prohibido trocar palabras

Hamish Fulton


Este artista también centra su actividad en el acto de caminar, pero con un enfoque conceptual. Se dedica a viajar, a caminar por entornos naturales, y a documentar sus largas excursiones con excelentes, y a veces sorprendentes fotografías acompañadas de un breve texto indicativo.

Para él la soledad de la tienda de campaña, las piedras del camino, la gente con la que se encuentra, las huellas de sus pasos sobre la arena componen la palea policromática con la que da forma a su obra. Aunque la propia experiencia de caminar también la concibe como expresión artística. Fulton reconoce que al principio poca gente entendía esta doble intencionalidad, pero su ya dilatada experiencia le ha valido para dejar claro uno de sus máximas: «hay que hacer arte sobre lo que uno cree realmente que debe hacerlo». Además asegura que nunca ha pretendido hacer «nada deliberadamente difícil», y por si hay dudas aclara: «soy un artista que camina, no un caminante que intenta crear arte».
Por eso nunca renunció a trasladar su arte al hecho de caminar, ya que equivale, según él, a experimentar varios aspectos de la vida, como el ejercicio, la meditación, la salud, la naturaleza o la filosofía. De hecho cada caminata que cumple la concibe como una crítica a «una sociedad dependiente del automóvil».

La obra suele materializarse en fotos de sus viajes o en gigantescas pancartas que detallan las travesías.



Richard Long

Los trabajos de Richard Long, relacionados con el Land art, están basados en paseos. A veces modifica el medio por el que ha pasado deliberadamente (una de sus primeras piezas fue el sendero marcado por el acto de caminar repetidamente en línea recta sobre un campo de hierba) y en otras ocasiones realiza fotografías de materiales encontrados. Otra forma de realizar su obra es a través de mapas de paisajes inalterados acompañados por textos detallando la localización y el tiempo del paseo.

Mi primera obra la realicé andando, en 1967, sobre una línea recta en un campo de hierba, que eran propio camino yendo hacia ninguna parte. En el siguiente mapa registro de manera simple pero precisa paseos en Exmoor y Dartmort, mi intención era hacer un nuevo arte que era también una nueva forma de caminar: el caminar como arte. Cada paso seguía mi propia y única ruta formal por un sentido original que era diferente de otras categorías de paseo, como el viaje. Cada paso, aunque no por definición conceptual, realiza una idea en particular. Así pues, caminando –como arte- siempre es un medio ideal de explorar las relaciones entre tiempo, distancia, la geografía y la medición”.

Ese acto de caminar hacia ninguna parte en un acto artístico es un perfecto ejemplo de deriva psicogeográfica. En su deambular hay dos condicionantes: la voluntad del paseante y las condiciones espacio temporales.


Algunas otras piezas de Gabriel Orozco

Atrajo mi atención una serie de juegos que presentó en el palacio de cristal en el año 2005. Las fotos no son nada buenas pero son las mejores que he encontrado en internet.


Las obras en concreto son Mesa de ping- pong con estanque, Oval con péndulo y Caballos corriendo infinitamente. La primera, como su nombre indica, es una mesa de ping-pong, en este caso para cuatro jugadores, con un estanque en medio. La segunda es una mesa de billar ovalada cuyas bolas están atadas con un hilo al techo, de tal manera que cuando se lanza una de ellas, se sale de la mesa. La tercera son caballos de ajedrez en un tablero de dimensiones descomunales, en teoría, corriendo infinitamente. Quizá por ser mexicano, Orozco es sensible a la idea de frontera y en estos juegos quiebra esa barrera limítrofe que en ocasiones viene asociada a la libertad. Lo interesante de estos juegos, claro está, no es su ingenio formal sino su relación con la vida.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Notas sobre el tránsito urbano

Desplazarse por la ciudad es entonces una de las apuestas del artista moderno. Se trata, a veces, de dar cuenta de una posibilidad de extravío geográfico, a veces del anonimato del ciudadano, a veces de la ciudad como materia psíquica y depósito de huellas de la vida social o individual. Dos grandes tendencias, nada extraño, calibran y determinan esta estética del desplazamiento físico de finalidad artística. La primera, la peregrinación azarosa se sustenta en la idea del descubrimiento y del mecanismo de expedición. Es el espíritu que preside los desplazamientos urbanos, realizados por los artistas del movimiento Fluxus, cuya ambición estética es unir arte y vida: Free Fluxus Tours de George Maciunas y de sus acólitos, que consiste, pro ejemplo, meramente en deambular por Nueva York, sin hacer otra cosa que callejear. Segunda tendencia, el desplazamiento motivado que une el andar en zona urbana a una necesidad. […] Fluxus Sneak Preview, de Benjamín Patterson y Robert Filliou, adopta como principio el encuentro físico y el intercambio oral. Después de haber indicado, en la tarjeta que anunciaba su acción, los distintos lugares donde se encontrarían en París y la hora de su intervención, Patterson y Filliou se conforman con charlar con los transeúntes con los que se encuentran, que la mayoría de las veces ignoran el sentido de su propósito. El Formulario por un urbanismo nuevo del presituacionista Ivan Chetchelov, promotor de la “deriva” apela a una reafición activa, inventiva y exploradora de la ciudad. De ello emanarán los conceptos de “situación construida” y de “psicogeografía” desarrollados en el marco de la Internacional Situacionista […] invitación a una apropiación del espacio urbano […] pero también respuestas a la crítica que hacen a la vida cotidiana. Desafiando al aburrimiento o a la repetición, el enfoque situacionista de la ciudad tiene una predilección por la conquista en la que entran en juego tanto el arte de la geografía del terreno como el arte de la guerra.
El artista “trabajando” la ciudad, tendrá alguna dificultad para obtener un resultado convincente si utiliza los viejos métodos o las maneras clásicas del arte, tales como el cuadro o la escultura. Re-figurar la ciudad, a este respecto, presupone que las herramientas sean redefinidas, así como ele método. […] Ya no tener estudio, es obligarse a producir obras sencillas en el plano material, realizadas rápidamente, sin recurso a un medio ambiente ténico pesado, de una naturaleza tal que ya no hay necesidad de almacenarlas.

“La ciudad, la calle, está tramada con una red de costumbres y de actos reencontrados cada día. Pensamos que la suma de estos gestos rutinarios puede llevar a una pasividad total o crear una necesidad general de reacción. En la red de los hechos repetidos y reencontrados de un día de París, queremos poner una serie de puntuaciones deliberadamente orquestadas. La vida de las grandes ciudades podría estar bombardeada de manera masiva, no con bombas sino con actuaciones nuevas, que soliciten una participación y una respuesta por parte de sus habitantes”. [GRAV].

Una perturbación local y temporal, de la que hay que preguntarse si su objetivo, a contrapelo de una búsqueda de efecto, no reside en el gesto mismo de la presencia o del desplazamiento evocado más arriba, gesto que muestra el deseo de transformar sencillamente la ciudad en objeto de experiencia. “Gesto sencillo de marcar un territorio con una presencia efímera y casi imperceptible” cuya “finalidad se encuentra, por lo tanto, en el proceso mismo”.

Una anotación

Jan Swidzinski: “el arte contextual se opone a que se excluya el arte de la realidad como objeto autónomo de contemplación estética”. La primera razón de ser del arte contextual arranca de un deseo social: intensificar la presencia del artista en la realidad colectiva. De muchas maneras –apoderarse de ella, estetizarla, politizarla…- pero siempre en una perspectiva de implicación. La idea maestra: el mundo existe para que el artista aparezca en él en directo, sin intermediarios, mientras que su obra es la ocasión de un comercio frontal en el campo de la realidad. La “experiencia” es la vivencia de este comercio. La experiencia deriva del término experiri, “hacer prueba de”, una prueba llevada a cabo de manera voluntaria y en una perspectiva exploratoria, cuya finalidad es “una ampliación o un enriquecimiento del conocimiento, del saber, de las aptitudes. Toda experiencia tiene algo de provocación. Y viene a provocar lo que ha sedimentado el orden establecido. Perturba lo que el orden de las cosas manda no trastocar, por tradición, pereza o estrategia.

Sonado

Para ti

Gabriel Orozco




Gabriel Orozco cree que los gestos y las acciones simples pueden transformar cualquier experiencia, incluso la más mundana, en una pieza de arte. Estas acciones se materializan en objetos que pueden dejar de existir o cambiar a lo largo del tiempo. La mayoría de sus trabajos son el resultado de interacciones con el espacio. Para construir su Piedra que cede, Orozco modeló ciento cincuenta peyas de plastilina, el peso aproximado de su cuerpo, y las unió en una bola que empujó por las calles de Nueva York. En el proceso, la suciedad de la calle y el registro de todo cuanto tocaba fue adhiriéndose a ella.

André Cadere



La obra de arte móvil entronca con planteamientos de André Cadere quien defiende el estar aquí, el adueñarse de un espacio. En cualquier caso, me ha fascinado la relación que Cadere establece con el objeto artístico, esto es, como algo que lleva consigo y que, llegado el caso, coloca cuidadosamente. Cadere, aunque no fuera invitado a las exposiciones, hacía acto de presencia con sus Barres de Bois.

Las barras consisten en segmentos de madera, todas del mismo tamaño y de diferentes colores. Su altura depende del radio. Sus segmentos individuales estaban hechos a mano. Cadere trabajó en un sistema numérico desarrollado por él mismo, con errores en un código secreto. Su intención es que pudiera usarlas en cualquier momento, en cualquier lugar. Son concebidas como objetos artistísticos en tanto se introducen en un contexto artístico pero también pueden serlo sin necesidad de que eso ocurra.

Detrás de las barras, había una crítica al sistema del arte, que él vio como representante de otros sistemas sociales.